Pulp de Charles Bukowski

Quizá sea sorprendente, pero es la primera novela que leo de este autor. ¿Impresión post-lectura? Magnífico. Es posible que esta no sea su obra más representativa, pero sin duda ha sido un placer leerla y reírme tanto con ella.

Para quienes conocían al autor sólo por el nombre, hablaré brevemente de él para ponernos en contexto. Charles Bukowski (Andernach, 1920 – California, 1994) fue un escritor norteamericano que sigue la línea de la generación beat (años 40 y 50) y que se suele englobar dentro del «realismo sucio» (años 70 y 80). Por dichas influencias, Bukowski desarrolló un estilo minimalista, parco en el uso del lenguaje, crudo y directo. En sus obras toca temas polémicos, como el alcohol, las drogas, el sexo o la decadencia y la pobreza que, además, formaron parte de su propia vida.

Pulp es una parodia descarada, con elevadas dosis de sarcasmo y «mala leche», que homenajea al subgénero de la ficción policíaca denominado hardboiled y, por tanto, la literatura pulp de principios del siglo XX. Como mencioné en mi reseña de El cartero siempre llama dos veces (James M. Cain), las pulp fiction eran revistas conocidas por ofrecer una temática morbosa, sensacionalista y, en muchas ocasiones, de baja calidad.

En ese sentido, la novela nos ofrece un verdadero collage de géneros literarios, entrelazados y construidos con gran destreza. Por tanto, encontramos elementos de la novela negra y policíaca, de la hardboiled más violenta, está presente también la literatura de ciencia ficción e, incluso, se pueden observar varios aspectos característicos de los cómics de terror de la era post-code americana. Y es esta mezcolanza surrealista la que da absoluto sentido al título de la obra.

Así pues, nos encontramos con la desternillante obra de Bukowski: una descarada novela que traza una caricatura exacerbada de la figura del detective norteamericano de los años 30. Nuestro protagonista, Nick Belane, es un personaje decandente, de entendimiento lento, obsesionado con las mujeres, alcohólico, incompetente y tremendamente violento. A pesar de estas cualidades que podrían granjearse el odio del lector, Belane se acaba convirtiendo en un personaje (casi) entrañable, ya que recuerda más a la figura del bufón que a la del antihéroe.

La narración es rápida, a modo de fotogramas o instantáneas que dan cuenta de cada acción, de cada movimiento por irrelevante que parezca. Las frases son cortas, sencillas y directas y los diálogos destacan por su abundante presencia. Aunque la novela se divide en capítulos breves, vemos una constante repetición de estructuras, frases calcadas y acciones que se reiteran para dar la sensación de tedio, monotonía y hartazgo que el propio protagonista experimenta. Y este aspecto se ve respaldado gracias al punto de vista, ya que es el personaje principal quien nos cuenta su historia, la de «Nick Belane, el superdetective».

Esta novela bebe mucho de la literatura del absurdo y del surrealismo. El autor despliega con gran maestría una trama enmarañada hasta límites insospechados, entreverada con algunas reflexiones casi filosóficas que revelan las propias inquietudes de Bukowski. De hecho, hay momentos de una absoluta lucidez y profundidad que logran impactar al lector.

La edición que yo he leído, la de Anagrama (ISBN 978-84-339-1487-3), es sencilla, elegante y está muy bien maquetada. La tapa blanda le aporta más maleabilidad al libro, además es muy ligero. La letra tiene un tamaño cómodo y los márgenes son amplios, aportándole aire a la lectura.

Recomiendo este libro para reírse con ganas, disfrutar de una obra que pretende emular la mala escritura, pero (curiosamente) estando bien escrita. Es una novela gamberra y descarada; además, es corta, se lee fácil y rápidamente. Sin duda, buscaré más obras de este autor.

Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!