Seguimos con nuestra historia de los cuentos. Hablaba en la primera parte sobre como estos relatos constituyen una «fantasía compartida» por toda la humanidad, con temas comunes e historias capaces de viajar en el espacio y en el tiempo. Es curioso pensar que un cuento tan conocido como La Cenicienta, por ejemplo, se ha transmitido por los pueblos de Occidente y también por los de Oriente y que ambas historias distan mucho de la versión edulcorada de Disney. Personalmente, me gustan mucho más las versiones oscuras, crudas y siniestras que contaban nuestros tatara-tatara-tatara…-abuelos.
Retomando nuestro repaso por los cuentos… Decíamos que solían moverse de un país a otro y que amenizaban los viajes de comerciantes y otros viajeros que se entretenían contando cuentos.
Estas historias continuaron narrándose hasta los siglos XVII y XVIII, aunque empezaron a trasladarse al papel en el siglo XVII gracias a los recopiladores de cuentos. Entre los más conocidos destacan Charles Perrault (1628-1703), Madame d’Alnoy (1651-1705), los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm (1785/1786-1863/1859) o Hans Christian Andersen (1805-1875), entre otros.

Quizá menos conocido es Giambattista Basile (1575-1632), considerado el primer recopilador de cuentos, ya que publicó en 1634 el Pentamerón, donde se incluían historias como La Bella Durmiente, El gato con botas, Piel de asno o La Cenicienta.
Perrault o los hermanos Grimm no solo recopilaron estas historias, sino que también escribieron sus propias versiones literarias de los cuentos más conocidos, adaptándolos o modificando algunos elementos, por lo que se puede considerar que sus cuentos son reescrituras de otras versiones más antiguas. De hecho, las famosas moralejas fueron un elemento introducido por Perrault, quien también eliminó aquellas partes que pudieran «ofender el pudor o el buen gusto», dado que su público principal era la alta sociedad de la corte de Luis XIV.
Y hemos llegado al quid de la cuestión: ¿qué es un «retelling» o «reescritura»?

Muy sencillo. Los retellings o reescrituras son versiones, interpretaciones y adaptaciones de otras historias que ya conocemos, bien sean mitos, cuentos o relatos folclóricos tradicionales. Así pues, consiste en transformar un cuento popular para crear uno nuevo.
Es necesario, eso sí, que incluya elementos reconocibles por los lectores, para que el simbolismo y los arquetipos que aparecen no se pierdan; pero se pueden hacer cambios que nos permitan analizar la historia desde otra perspectiva, o podemos desarrollar más a los personajes para hacerlos más complejos o incluso es posible crear una ambientación diferente, por ejemplo. Esta relación que existe entre el cuento que se reescribe y el relato nuevo se conoce como «intertextualidad».
Como ejemplos de retelling podemos encontrar La cámara sangrienta de Ángela Carter, que incluye la reescritura de varios cuentos populares conocidos o El verdadero final de La Bella Durmiente de Ana María Matute, que decide continuar el cuento de La Bella Durmiente según la versión de los hermanos Grimm.
Otros autores maravillosos también han jugado con la reescritura de cuentos, como es el caso del maravilloso Roald Dahl y su Cuentos en verso para niños perversos o Neil Gaiman, con su maravilloso Snow, Glass, Apples que nos cuenta la historia de Blancanieves desde el punto de vista de la Madrastra.
En la próxima parte acabaré este repaso por la historia de los cuentos. Seguid leyendo y alimentando la imaginación: el Mundo de Fantasía os lo agradecerá.
Nos leemos pronto, ¡felices lecturas!
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0









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