Sentada a la orilla del pantano mi mirada se pierde en el agua, tranquila y serena ante mis ojos. Tras un rato observando la superficie, empiezo a ser consciente de que lo que al principio parecía una absoluta quietud no es tal cosa: pequeñas olas, apenas perceptibles, dibujan caminos infinitos en el rostro del agua.
Me hipnotizan, me invitan a perderme en el eterno baile del vaivén de sus olas.
Su movimiento se funde con mis pensamientos, juega con mis emociones…, se diluye en mi propio ser. No sé dónde empieza el latido del pantano y dónde acaba el mío.
Suavemente me susurra que me una a él, que lo olvide todo, que fluya libre. Pero un nudo retuerce mi estómago…, el miedo me invade. En ese instante se levanta una dulce brisa que mece el agua y cambia el sentido de las olas del pantano. Ya no puedo oírle, ya no me habla. ¿Es demasiado tarde?
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0









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