Me declaro culpable.
Culpable de soñar, de creer
que todo puede ser;
culpable por velar
a este espíritu inocente, sediento
de ilusión.
Me declaro culpable,
porque yo misma lo maté,
alimenté su fuego y luego
lo apagué. Soy culpable de
creerme mi ilusión,
de construirle bellas alas
y lanzarla contra el sol.
Mi dulce creación de cera
se derritió...
Pero, sobre todo,
me declaro culpable
de renunciar por completo
al amor.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








