Decoro las mañanas
con tus caricias de papel,
tejidas con sencillas
palabras.
Me disuelvo en las mañanas
entre el abrazo de
la niebla y el calor
de una cabaña
a la luz del rosicler.
Cada letra que me regalas
se desliza por mis ojos y
toca mi piel, que arde
inflamada
hasta consumir mis océanos.
La prosa se convierte en verso
mientras desvistes
mis defensas.
Y hacemos poesía
entrelazando metáforas,
hilvanando alegorías;
nuestros suspiros
mueren
en una aliteración contenida.
Pero despierta el día
y la bruma se disipa.
Fue hermoso
mientras se escribió.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








