Fui hoguera, fuego desatado de lenguas danzarinas que besaban las estrellas. Acabé siendo polvo, gris e inerte, hasta disolverme en el gélido abrazo de la desolación. Apagada. Arropada por el abismo; vacía por dentro y por fuera.
Ahora…
De mí quedan escasos rescoldos que guardaron el calor y algunos rayos de luz que conmigo desearon quedarse.
Tejeré mis llamas con este manto de escombros, hilvanaré los pedazos de mi corazón con hebras de luz de luna.
Seré fuego de plateadas llamas, beberé de la luna que siempre me acompaña.
Escucharéis, entre los aullidos eufóricos de los lobos, el grito de esta guerrera solitaria al despertar la noche.
De nuevo arderé, desatada, con una cicatriz más brillando en el pecho y con la luna como única dueña de mi corazón.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








