Escogí el camino más salvaje
y estrecho, aquel
donde los cardos se afilaban las espinas
y el sol llegaba a hebras,
donde las flores jugaban
a difuminar sus colores
a pintar un cuadro impresionista
morado
naranja
con lunares blancos
el rumor del río se mezclaba
con la voz del viento
y el canto de las raíces,
con la charla de las golondrinas
onomatopeya de paz
me perdí entre aquellos cardos
para dejar que me arañaran
para dejar que me abrieran
senderos en la piel
del color de las amapolas, esas
que jugaban a colarse entre mis dedos,
y tuve envidia de mi sangre
que caía
se mezclaba con la tierra húmeda
con el rocío atrapado en las telarañas
y que escapaba
de esta cárcel
de carne.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








