El carboncillo plasma la belleza
de pasión oscura, de vehemencia
descarnada;
me gusta deslizar su cabeza
rugosa y firme
por las páginas de mi cuaderno,
explorar su textura y ver
que sus trazos son irregulares
impredecibles; un hermoso caos
de antracita.
El carboncillo se deshace en el papel
se teje en su piel de vainilla
y cubre la claridad; atrapa
luz y oscuridad en un abrazo
indeleble.
Me dijeron que no pintara con carboncillo
que era una técnica sucia,
poco elegante; pero yo
buscaba ese arte feroz
primitivo
pinté paisajes imposibles, atrapé
la naturaleza más salvaje
hasta que acabé llena de tiznajos
y el carboncillo
se consumió.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








