Me convertí en amapola
una flor más que devorar;
lamió el rocío de las madrugadas
acarició mi terciopelo y se comió
todos mis pétalos:
uno a uno los arrancó
hasta apagar el amanecer
y dejarme
hueca—
tarde me di cuenta, solo
cuando quedé huérfana
de las hojas grana que me vistieron,
que buscaba apenas la carcasa
el sabor del fuego externo
y que nunca deseó
las raíces en el barro.
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








