He tardado más de lo previsto en hacer esta reseña, por dos motivos: porque quería dedicarle tiempo y porque leer esta novela ha removido mucho dentro de mí, por lo que quería dejar reposar la lectura.
ARGUMENTO
Empiezo por hacer un brevísimo resumen: Esther Greenwood es una joven de gran inteligencia que consigue una beca para hacer unas prácticas en una revista. Cuando está allí comienza a conocer cómo funciona el mundo y, aunque se siente algo fuera de lugar, intenta actuar como se espera de ella (o como ella cree que esperan de ella). Esther tiene un novio cuya relación la coloca en una situación complicada: la sociedad espera que se case y tenga hijos, pero ¿qué quiere ella? ¿Es aceptable o incluso lícito querer algo diferente a lo socialmente establecido? Todos estos elementos no dejan de planear en la cabeza de nuestra protagonista, cuyas constantes contradicciones comienzan a hacerle mella. A raíz de diversas experiencias, llega un punto en que su cordura pende de un hilo, por lo que su madre y los médicos que la tratan deciden tomar medidas.
BIOGRAFÍA RESUMIDA
Antes de entrar en la reseña, quiero darle un pequeño hueco a Sylvia Plath —a quien posiblemente dedique un episodio en mi pódcast— en esta publicación. Nacida en Boston (EE.UU.), en 1932, Sylvia Plath destaca por ser una escritora de textos profundos, casi oscuros, que tratan temas como el dolor, la ansiedad o la depresión. Sus padres eran profesores universitarios, lo que favoreció que Plath creciera en un rico ambiente cultural y académico. Por ese motivo, desde pequeña escribía y dibujaba, además de tocar el piano y conseguir unas notas excepcionales en el colegio.
En 1940, su padre falleció; aquella pérdida destrozó a Plath, que con tan solo nueve años tuvo su primera depresión. Según sus diarios, culpaba a su padre de haberla abandonado y a su madre de no llorarle lo suficiente. Durante su adolescencia, escribió acerca de su rol como mujer, de cómo ella no deseaba ser una madre sumisa y de que pretendía luchar por sus derechos y apoyar la lucha feminista.

Durante el primer año en el Smith College, Sylvia Plath intentó suicidarse, por lo que fue internada en el Hospital McLean. Tras superar el tratamiento con éxito, la autora se recuperó y logró acabar su curso con honores. A pesar de que la escritora tuvo varios episodios de depresión, logró una beca para estudiar en la Universidad de Cambrige (Reino Unido), donde conoció al poeta Ted Hughes, con quien se casó en 1956. El matrimonio se trasladó a Estados Unidos en 1957; allí, Plath conoció a la poeta Anne Sexton, quien acabó siendo una gran amiga.
Unos meses después de tener a su primera hija (1960), Plath sufrió un aborto, un momento crucial para ella, puesto que el dolor que le produjo la sumió en una profunda oscuridad. Según varios académicos, este momento fue decisivo en el estilo poético de la autora. Varios y constantes problemas con su marido desembocaron en su separación en 1962. Sin duda este fue el comienzo del período más difícil para ella, ya que se encontraba sola, con dos hijos, con problemas de salud y económicos cada vez más complicados. El 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath no pudo afrontar por más tiempo el peso de sus problemas, por lo que se quitó la vida.
RESEÑA
Empiezo por el género y el tema de La campana de cristal, puesto que existe una clara relación entre ambos que es importante tener en cuenta. Si bien erróneamente se piensa que es una novela autobiográfica per se, en realidad estamos ante lo que se conoce como «novela en clave» o «roman à clef». Es decir, se trata de una novela en la que la protagonista, Esther Greenwood, representa la vida y experiencias de Plath a través de una estudiada combinación de realidad y ficción. No sabemos en verdad qué fragmentos son reales y cuáles son ficticios. Por ese motivo, el género está muy relacionado con el tema, ya que la autora crea un paralelismo evidente entre la protagonista y ella misma. En ese sentido, podríamos hablar de una combinación de temas: la ansiedad, la depresión, el asfixiante contexto de la cultura norteamericana de los años 50, la profunda crisis existencial de una persona que se sentía alienada en su entorno y en su propio cuerpo.
Diría que todos esos temas se recogen muy bien en la metáfora del título: una campana que pende sobre nosotros y en cualquier momento puede estallar; una cordura quebradiza e inestable que puede desfragmentarse sin posibilidad de control.
Tal vez el hecho de que el narrador sea la propia protagonista le da más fuerza dramática. Cuando vemos a Esther hablar desapasionadamente sobre los sucesos que debe afrontar, nos damos cuenta del grado de desconexión entre su cuerpo y su mente. Me atrevería a decir que es tal su sufrimiento, que a modo de protección se evade de su propio cuerpo. Sin embargo, su mente es su gran cárcel, además de la sociedad represiva en la que vive, que condiciona y cercena sus sueños y sus perspectivas de futuro.

Desde mi punto de vista, el propio relato está fragmentado: en ocasiones salta de unas escenas a otras de un modo brusco, mientras que en otras se recrea bastante más. Incluso, nos llegamos a encontrar con algunas elipsis que nos dejan algo despistados, ya que no entendemos bien cómo pasamos de un escenario a otro sin más. No obstante, esta combinación narrativa me parece muy acertada, puesto que acentúa el proceso mental de la protagonista, además de ser fiel reflejo de cómo opera la mente, saltando de unos pensamientos a otros de forma inconexa y muchas veces incomprensible.
También querría añadir que no solo me parece un fiel relato sobre la depresión, la ansiedad y los problemas mentales, sino que —sobre todo— está hablando sobre el existencialismo y esa crisis que produce el sentirse fuera de lugar en una sociedad y/o cultura con la que sientes que no encajas. Me atrevo a decir que Plath se adelantó enormemente a su tiempo, aunque me apena saber que todos esos problemas podrían haberse gestionado mejor con los medios y herramientas que a día de hoy conocemos.
Es un libro duro, no os voy a engañar, a mí personalmente me ha removido mucho porque me he sentido muy, muy identificada con la protagonista. En particular, me ha dejado una profunda huella la metáfora que incluye acerca de una higuera y que no explicaré para que podáis descubrirla vosotros mismos.
Por supuesto que lo recomiendo, pero —insisto— no es una lectura sencilla. Tampoco la considero una obra magistral desde un punto de vista narrativo, pero sí desde la perspectiva del contenido: plasma de un modo magnífico el declive mental de una persona que sufre depresión y ansiedad y que, además, se siente incomprendida y sola en ese duro camino. Es tan desgarradoramente fiel a este problema, que eriza el vello.
Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0








