Parece que hay un debate entre los lectores sobre qué formatos de libros son los mejores. Desconozco si es un debate generalizado o es algo que solo veo en mi entorno, pero me ha dado en qué pensar. Como ya os comenté en alguna otra entrada, siempre voy a preferir los libros en formato papel a los libros en formato digital. No quito mérito a los ebooks, pero no me gustan las limitaciones que me presentan (a mí, obviamente, seguro que a mucha gente estos aspectos no les importan).
En primer lugar y como ya dije, me falta su olor, su maravilloso aroma a papel, que además es diferente en cada libro y en cada edición. Lo reconozco: soy una adicta a enterrar las narices entre las páginas y esnifarlas: tal cual. No puedo evitarlo. Por otro lado, me encanta poner señaladores adhesivos tipo post-it, de esos finitos, estrechos y de colores, para marcar las páginas con frases que me llaman la atención, me emocionan o que me cautivan de algún modo. Por no hablar del tacto: el poder acariciar el libro impreso es algo que también forma parte de mi ritual de lectura.

Pero me estoy yendo por las ramas. Quería hablar hoy de los formatos de tapa dura y tapa blanda. Parece que siempre tenemos que decantarnos por una opción o por la otra. Blanco o negro. A un lado o al otro. «Esto es mejor que aquello». Como si cualquiera de nuestros gustos fuera excluyente y/o exclusivo. Pues bien: ¿por qué no podemos optar por escoger las dos opciones? ¿Por qué no puede gustarnos todo?
A mí me gustan los dos formatos porque cada uno presenta sus ventajas (los inconvenientes son irrelevantes). Hagamos un somero análisis:
– Tapa dura: por lo general suelen ser ediciones muy bonitas, artísticas, con portadas elaboradas y cuidadas. Lo más interesante que estoy viendo últimamente es que se está jugando mucho con las cubiertas de estos formatos: con camisa, sin ella, con una cubierta en relieve, con cubiertas suaves, mate, brillantes… Hay mil opciones. Los libros de tapa dura se pueden entender como ediciones de tipo “libro de regalo”, con un precio algo más elevado, pero que merece la pena pagar porque al final no deja de ser una obra de arte que encierra una obra literaria: 2×1. Un maravilloso regalo para alguien especial o, por qué no, para ti porque te lo mereces. Por tanto, tenemos aquí libros bonitos, algo más caros, pero en ediciones que valen para leerlas con mimo y sobre todo para paladearlas y admirarlas. Y que quedan geniales en nuestras estanterías, ¿o no?
– Tapa blanda: son esos maravillosos «libros todoterreno» que te acompañan a todas partes. Son ligeros, maleables, blanditos y pueden acoplarse en cualquier bolsa, mochila, bolsillo o bolso. Me he fijado en que en los últimos tiempos, las portadas de estos libros suelen ser llamativas, con un diseño que puede ser o bien muy elaborado y sugerente, para atrapar al lector, o bien más minimalista, que queda muy bien para ir directamente al grano. Por dentro, las ediciones de tapa blanda o de bolsillo suelen ser muy sencillas, con una maquetación cuidada y que aprovecha bien el espacio. Algunas, es cierto, ofrecen maquetaciones muy «mazacote», lo cual dificulta la lectura. Pero últimamente están mejorando notablemente el diseño y resultan más atractivas y fáciles de leer.

Desde mi punto de vista, a quienes nos gusta tanto leer que lo consideramos un acto casi sagrado, nos seducen todo tipo de libros. En mi caso, cuando me fascina tanto un libro que me lo leo en varias ocasiones, me gusta tener distintas ediciones: la preciosa, cara y cuidada, que suele quedarse en casa para mis ratos de deleite literario o relecturas posteriores, y la edición de bolsillo, la todoterreno que me acompaña por el metro, en los viajes, en cada momento (soy de esas personas que siempre tiene que ir con un libro y un cuaderno a cuestas por la vida).
Es un tipo de coleccionismo diferente: distintas ediciones (en tapa dura y en tapa blanda) que te ofrecen nuevas y variadas experiencias sensoriales. Si una editorial «se curra» una edición de uno de mis libros favoritos, es muy probable que me haga con un ejemplar. Y, por supuesto: en cualquiera de los casos forro los libros, para protegerlos de los roces y los manoseos inevitables.
¿Vosotros qué preferís? ¿Libros de tapa dura, libros de tapa blanda o ambos?
Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!
T.
Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0









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