Con las manos en las letras

No me gusta, pero a veces leo dos libros simultáneamente. Suelo hacerlo, sobre todo, cuando uno de los dos es muy grande, pesa y abulta tanto que no me cabe en la mochila del trabajo. Ya voy igual que el maestro Muten Roshi, como si llevara la pesada cocha de una tortuga gigante a la espalda, y añadir más peso calculo que sería letal. Así que, para esos trayectos al trabajo tengo que llevar algo más liviano. Y, aunque me resista, tengo que optar por los e-readers.

Total, que estoy ahora con dos libros muy interesantes: El guerrero a la sombra del cerezo de David B. Gil, del que ya hablé en su momento y estoy casi terminado, y 1984 de George Orwell, que es realmente una relectura. El primero lo leo habitualmente acompañada de un té, alternando entre el sofá y la cocina (tengo la peculiar manía de leer caminando, porque me concentro mejor, y la cocina me da el espacio para explayarme); el segundo lo leo de pie, en el metro, dándole alegría a mis viajes «metriles» y robándole minutos al dios del tiempo para poder leer, aunque sea 15 minutos.

Reconozco que no es lo que más me gusta hacer, porque cuando me engancho con un libro me gusta dedicarle todo el tiempo del que dispongo. Pero, como decía mi querido Bruce Lee: «be water, my friend». Lo que viene a ser más burdamente «adaptarse o morir». Lo bueno es que así puedo leer más cosas, aunque con algunos libros tenga que dedicar más tiempo porque quedan relegados a los viajes al trabajo.

De hecho, si pudiera llevarme en formato digital el libro analógico con el que estoy, sería ideal. Sin embargo, los precios de los libros digitales suelen ser, desde mi humilde punto de vista, caros en comparación con los de formato bolsillo. He visto algunos libros por una diferencia de sólo 2 ó 3€ entre la versión en papel y la digital. En esos casos, obviamente, suelo hacerme con el libro analógico. Sería interesante que los lectores pudiéramos hacernos con una copia en papel de los libros y recibir un descuento por comprar, también, la versión digital. Así podríamos alternar ambos formatos según las circunstancias y las necesidades.

Es una idea.

Por el momento continuaré alternando libros y formatos, para adaptarme a cada contexto. El caso, amigos míos, es poder seguir leyendo, ¿no os parece?

Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!

T.