Con las manos en las letras

Por fin puedo compartir la reseña de este libro, a mi juicio, impecable. Leí en un manual sobre cómo hacer buenas reseñas que no había que «babear», es decir, que no teníamos que elogiar en exceso a un autor o a una obra. Bueno, pues como buena rebelde que soy, sinceramente, no me da la gana. Este libro me ha encantado y lo que pretendo hacer es compartir lo mucho que he disfrutado con su lectura, por si alguien se anima a leerlo y, con suerte, lo pasa igual de bien que yo leyéndolo.

Tenía ganas de escribir esta reseña, sobre todo porque me encanta recomendar aquellos libros que me conmueven y dejan una profunda huella en mí. Ya dije hace unos días que me estaba gustando mucho, ahora que lo he acabado voy a hacer una suerte de radiografía de lo que nos ofrece David B. Gil con esta obra.

Esta es la segunda novela del autor, publicada en 2017. A diferencia de su primera novela, de corte más futurista, en El guerrero a la sombra del cerezo nos transporta al Japón feudal, a la era dorada de los samuráis, retratando, como si nos asomáramos a la ventana al pasado, todos los elementos distintivos de la cultura tradicional nipona. Incluso para aquellos que no conocen mucho esta etapa histórica de Japón, las ricas y detalladas descripciones que ofrece David B. Gil permiten recrear en nuestra imaginación cada momento de la historia.

El autor describe con maestría cada aspecto que el lector necesita saber para ver, oler y sentir lo que está pasando. La narración es, en ocasiones, muy poética y hasta cierto punto preciosista, sin caer en el exceso ni ser demasiado recargada. Además, se complementa con suaves toques de filosofía perfectamente hilvanados en la trama.

Uno de los elementos mejor plasmados es la evolución de los personajes, cada uno con su particular «viaje del héroe». Así pues, conocemos a personas inolvidables, cada uno con una personalidad diferente, maravillosamente seductora, que sirven para ilustrar todo un abanico de pasiones, debilidades y fortalezas humanas. A lo largo de la narración vemos cómo se transforma cada uno de ellos, cómo va aprendiendo de los momentos oscuros y de las circunstancias que transita. Esta muestra de la evolución de los personajes aporta mayor fuerza y cohesión a toda la novela, tanto a nivel narrativo, como estilístico y también en el uso de los tiempos de la historia.

David B. Gil juega de manera magistral con los tiempos en la historia: es capaz de engranar cada elemento a la perfección, en tiempo y espacio, amasando el ritmo narrativo para trasladar al lector allá donde debe estar en cada instante. Este uso del tiempo hace que la novela tenga varios puntos de giro realmente interesantes que dejan al lector en vilo y con la boca abierta.

Tras finalizar la lectura, resulta cuanto menos difícil encasillar esta novela en un único género, ya que nos ofrece un equilibrio perfecto entre la novela histórica, el thriller y diría que la novela negra también. En algunos momentos me recuerda a las obras de Shakespeare, sobre todo en lo que se refiere a la trama de venganzas, drama y tragedia que se va tejiendo a medida que avanza la historia. La descripción de escenas tiene también cierto regusto a Akira Kurosawa, por lo que resulta tremendamente visual.

En resumen y para finalizar: recomiendo esta novela sobre todo a quien le guste el género de suspense, la novela negra y las historias con complejas intrigas y conspiraciones. También la recomiendo encarecidamente a quienes, como yo, son fervientes amantes de la cultura japonesa y desean embarcarse en un viaje hasta los últimos años de poder de Oda Nobunaga y el posterior shogunato Tokugawa y dejarse abrazar por el costumbrismo del Japón feudal.

Sencillamente sobrecogedor. Deliciosamente evocador.

Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!

T.

Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0