,

¿Conformismo o aceptación?

¿Conformismo o aceptación?

Aunque este blog está mayoritariamente consagrado a la literatura, la escritura creativa o el arte, creo que la escritura automática se puede encuadrar dentro de ese amplio espectro de temas. En cualquier caso, como dije alguna vez, este espacio es para escribir lo que me salga de los dedos, así que hoy quiero compartir una reflexión.

Todo ha surgido porque esta mañana he leído una frase que me ha hecho pararme en seco: «¿tienes la sensación de que nadas a contracorriente?». Probablemente para muchos sea una frase neutra, sin ningún tipo de repercusión o trascendencia. Pero a mí me ha hecho abrir los ojos y he escuchado un sí rotundo gritado con desesperación en mi cabeza y en mis tripas. Tremenda bofetada mental me he llevado.

A ver, ya lo sabía; llevo tanto tiempo «dejándome vivir», que es complicado salir de esa maldita inercia y hastío vital. Pasa, incluso, que la apatía te roba las ganas de respirar y caes en una resignación de 360 grados que supura por cada poro de tu piel. Y desde esa desidia absoluta te preguntas cómo es posible que alguien como tú, hiperactiva a más no poder, conocida por tener entre manos tropecientos proyectos e ideas que compaginas con el trabajo y tus estudios, haya sucumbido a la más flagrante dejadez.

El proceso es paulatino, obviamente, y dura tanto tiempo que tu capacidad crítica se merma hasta llegar a caer en las redes de depredadores despiadados que se alimentan de tu dolor. Y te vuelves una ingenua niña pequeña que se aferra a unas ilusiones ficticias como a un clavo ardiendo. Pero eso es otro tema.

Estábamos con el hastío vital y con el concepto de nadar (o «derivar») a contracorriente.

En ese entumecimiento que se propaga por cada aspecto de tu vida, hay breves instantes en los que la apatía baja la guardia; entonces retomas cierto control y tratas de buscar una solución a tu enloquecedora pasividad e inercia. Encuentras que los grandes sabios del siglo XXI (esos que bautizan con términos ingleses todo aquello que lleva pasando eones, pero que, gracias a ese anglicismo, crean una falsa apariencia de novedad y estampa chic) le han puesto una etiqueta a esto que te pasa. 

Burnout lo llaman.

«Tía, es que estás quemada», te dicen. No jodas, no lo había notado.

Aunque estos grandes sabios de ahora reducen este síndrome al ámbito profesional. En mi caso (y creo no errar al pensar que no soy la única), ha habido una metástasis global al resto de mi vida. Tengo un burnout sistémico. Ha afectado a todas (TODAS) las áreas de mi vida. Confío en salir de ahí, pero (disculpad mi tremenda franqueza): no tengo ni puñetera idea de cómo hacerlo por más herramientas que tengo.

No quiero que esta reflexión sea una regurgitación de negatividad, victimismo ni nada similar. No me va esa actitud. Me esfuerzo (incluso desde lo más profundo de mi pozo) por buscar siempre la parte positiva y hacerle una RCP al optimismo. Total, que me he dado cuenta de que me he instalado (in)conscientemente en una suerte de conformismo.

Hace tiempo, cuando aún impartía clases de yoga y estaba (o creía estar) muy alineada con mi centro, solía explicar a mis alumnos la diferencia entre «aceptación» y «conformismo». Por aquel entonces, tenía interesantes momentos de claridad mental que me ayudaban a entenderme y a comprender a quienes me rodeaban. Fue una excelente época de exploración e indagación personal. Quisiera rescatar esas reflexiones que hice hace un par de años, justo antes de que todo estallese y me succionara un torbellino de caos (y dolor) sin sentido. Quizá ayude a alguien, además de servir para recordarme a mí misma por qué camino debería transitar con paso firme.

Empezaré por aclarar que lo que voy a comentar es una opinión personal y como tal debe tomarse: no pretendo sentar cátedra, ni afirmo que esta sea la única verdad, todo lo contrario. Os animo a ser escépticos, como dice Borja Vilaseca, a no creeros nada de lo que aquí vierta. Es más, pretendo despertar la llama de la curiosidad para que esta nos guíe hasta el pensamiento crítico, para reflexionar y valorar, pero sobre todo para pensar.

¿Habéis meditado alguna vez sobre la sutil pero poderosa diferencia entre «aceptar» y «conformarse»? Llevo años escuchando frases como «es lo que nos ha tocado», «hay que conformarse con lo que uno tiene», «qué le vamos a hacer, la vida es así». ¿No veis el profundo victimismo de estas afirmaciones?

No es lo mismo conformarse que aceptar. Cuando te conformas actúas como agente pasivo y reactivo: te dejas llevar como un títere sin voz ni voto, no tienes poder porque actúas por automatismos, lo que acaba colocándote en una posición de (falsa) víctima que reacciona a la vida en lugar de vivirla. «Todos me tratan mal», «nadie me comprende», «intento hacer las cosas bien y los demás se aprovechan de mí». Tú has permitido, en este caso por inacción, que tus circunstancias sean lo que son porque no has hecho nada por cambiar las cosas. Buscas el culpable fuera, en vez de mirar hacia dentro para ver qué hay ahí.

Sin embargo, cuando optas por la aceptación te conviertes en un agente activo: decides comprender conscientemente la situación y trabajarla desde los medios que tienes, intentas entender que hay cosas que no puedes controlar, pero que sí tienes la capacidad de modular tu actitud ante lo que ocurre en el exterior y de permitir que te afecte o no te afecte. Sobre todo, y quizá uno de los aspectos más importantes, es que no buscas culpables (y menos fuera). ¿Qué sentido tiene buscar un culpable? ¿Eso cambiará algo? No hay que buscar culpables, sino tomar responsabilidad de nuestras decisiones y asumir/aceptar las consecuencias de nuestros actos. Acción/reacción. Causa/efecto.

Cuesta mirarte al espejo para ver que tú eres tu peor enemigo; lo sé. Y es mucho más fácil culpar a alguien o algo externo de tus desgracias que asumir/aceptar/reconocer tu responsabilidad en ellas. Cuando miras hacia dentro y haces autocrítica, te empoderas, aprendes, creces. Esta posición te da mucha fuerza: te hace más dueño de tu vida, de tus decisiones y eleva tu estado anímico. Ya no eres, como decía Romeo, un «juguete del destino».

Pensar en términos de aceptación eleva mucho el ánimo; la vibración de ese pensamiento es muy superior a la de conformarse y dejarse llevar. Es complicado cambiar nuestra forma de ver las cosas, pero es posible hacerlo.

Quizá mi sensación de nadar o sentirme arrastrada a contracorriente tiene el objetivo de ponerme frente a frente con una necesidad vital de dejar de vivir en la inercia. De renunciar al automatismo y bucear en mi autoconocimiento, de nuevo. Volver, de nuevo, a la casilla cero. Desaprender para empezar a aprender todo otra vez.

«Si te caes siete veces, levántate ocho». O infinitas veces más una, las que hagan falta. Ya comenté que el viaje del autoconocimiento (que no deja de ser el Viaje del Héroe de Campbell) no es una tarea conclusiva, sino que hay que ir haciendo mejoras y actualizaciones del sistema, para que no caiga en bucles que nos cercenan las ganas de vivir.

T.


Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0 

7 respuestas a “¿Conformismo o aceptación?”

  1. Avatar de Moly
    Moly

    PEDAZO DE ARTÍCULO, Tania. Sí, con mayúsculas y porque no lo puedo poner más grande. No sé puede explicar mejor, todo, porque hablas de muchas cosas, ni se puede ser más clara, más honesta con uno mismo y con el universo, ni de puede ser más certera en los disparos.

    Sencillamente, GRACIAS!

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez

      Muchísimas gracias, Moly, me alegro un montón de que te haya gustado. A veces, en los momentos más oscuros, es mejor dejar que la herida supure y salga todo fuera.

      Pero también es muy necesario ser conscientes de que tenemos mucho poder sobre lo que nos sucede según la actitud de adoptemos. Y cuando cambiamos el punto de vista, las cosas cambian. Creo que era Proust quien decía lo de: «Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia». Cambiemos y el mundo cambiará. 🌱

      Un abrazo infinito, amiga. 🥰😍😘

      Le gusta a 1 persona

  2. Avatar de elrefugiodelasceta
    elrefugiodelasceta

    Bellísima reflexión Tania! Y sí! Yo en vez de conformismo lo llamo resignación porque el conformismo es algo que tenemos que trabajar las personas como nosotras. Saber decir basta y hasta aquí hemos llegado y me conformo con esto que tengo. Pero vamos, para el caso que nos ocupa es lo mismo tal cual defines el conformismo. Aceptar es efectivamente ver que no está en tus manos y que tú, habiendo hecho todo cuanto has podido hacer no hay tutía, lo cual es crucial para que se instale la aceptación y deje de haber lucha interna. Creo que la aceptación se establece cuando todos los centros (mental, emocional y visceral) se alinean. En la resignación, en cambio, existe un frente abierto en el que descuadra uno de los centros y entonces hay enfrentamiento y por lo tanto no existe la paz ni la armonía de la que la aceptación real se acompaña.
    Hay que seguir trabajando camarada! Manos a la obra, sin prisa pero son pausa porque en este tránsito cada segundo cuenta.
    Te acompañamos, nos acompañamos y esto es lo más maravilloso, que no estamos solas, que compartimos algo profundamente humano: nuestras esencias.
    Me encantan tus escritos, en serio, tienes un arte que no te lo acabas!

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez

      Estoy totalmente de acuerdo: es necesario que se alinean todos los centros para lograr la aceptación, aunque no es fácil. De hecho, es más fácil aún caer en las antiguas tendencias, por más que trabajemos en mejorarnos, por eso debemos estar ojo avizor y desarrollar la presencia para no (re)caer.

      ¡Sigamos trabajando, guerrera! Y disfrutemos del camino, que aunque arduo, luego es muy gratificante. Es magnífico saber que somos muchos los que estamos empezando a caminar hacia la senda del desaprendizaje para reaprender y reaprehender la vida.

      Me hace muy feliz saber que te gustan mis escritos. ❤️ Un abrazo infinito, queridísima amiga. 🤗😘

      Le gusta a 1 persona

  3. Avatar de Viajar en agosto es dejarse vejar en agosto: El sistema está para que normalicemos conductas abusivas especialmente desde las altas instancias. – 📖 El Refugio del Asceta 📖

    […] que esperar sin remedio y con resignación (¿Conformismo o aceptación? gran reflexión de Tania Suarez Rodríguez). «¿Cuánto más?» No hay nadie que responda a mis […]

    Le gusta a 1 persona

  4. Avatar de digresionesalmargen

    Huelo a Nietzsche por aquí 🖤

    Impecable articulo Tania. Vivimos en un sistema en el que se incentiva e incluso premia la reactividad. Ser activo es prácticamente un acto de rebeldía. Parece casi imposible escapar y hay que aceptar que de vez en cuando caeremos. Lo importante es tener en mente y saber lo que hay detrás de toda la mecánica para poder coger impulso y salir.

    Me gustan mucho estas reflexiones así que sigue escribiendo lo que te salga de esos dedos 😊😘

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez

      ¡Muchísimas gracias! Ya sabes que hemos hablado en incontables ocasiones de Nietzsche y esos intereses conceptos de reactividad y actividad. Al final todo está conectado, en la filosofía del yoga también se analiza la idea, aunque se la denomine de otro modo. No deja de ser una forma de abrirnos los ojos para despertar y tomar el control de nuestras vidas en lugar de vivir en ese automatismo que parece interesarle al sistema.

      Me alegro muchísimo de que te gusten estas reflexiones. 😍 Sin duda seguiré compartiéndolas por aquí (y en directo, con nuestras fantásticas charlas). 😊😘

      Le gusta a 1 persona

Replica a Viajar en agosto es dejarse vejar en agosto: El sistema está para que normalicemos conductas abusivas especialmente desde las altas instancias. – 📖 El Refugio del Asceta 📖 Cancelar la respuesta

Soy Tania

¡ALBRICIAS, AMANTES DE LAS LETRAS!
Os doy la bienvenida

Mi pequeño gran espacio para dejar volar la imaginación, dar libertad a la creatividad y jugar con las palabras.

Escucha mi pódcast en iVoox y en Spotify