,

Vientos de libertad

Vientos de libertad

Aquella mañana me desperté más pronto de lo habitual, colonizada por una urgencia que palpitaba desde mis tripas y deslizaba sus garras por todo mi cuerpo. Decidí salir a pasear para deshacerme de un sueño denso como la melaza. Me costó moverme ya que mis piernas se habían convertido en columnas rígidas, más pesadas y torpes, y mis ojos habían decidido que estaban más a gusto al abrigo de los párpados.

Era un día entreverado de grises, con nubes abultadas de un algodón churretoso que jugaba a esconder el cielo entre sus generosas volutas. Aquel pasatiempo suyo se veía intensificado por un viento agresivo, vehemente, que bandeaba las ramas de los árboles a su antojo para dejar claro que se había levantado indignado.

Cuando el gélido frío besó mis mejillas, desperté por completo y pude comprobar que las calles todavía dormían. Sólo se escuchaba el ulular del viento al imponerse y abrirse paso entre las rendijas y recovecos que encontraba en su acometida, reclamando un espacio que le pertenecía. Era una fuerza implacable. Visceral. Salvaje.

La agresividad del viento, esos aullidos amortiguados que le arrancaban los edificios al recibir su ataque, escondía una ira reprimida. Parecía que le enfureciera la osadía de los humanos al poner obstáculos en su senda, impidiéndole expandirse y disfrutar de su libertad.

*Ilustración de NakedPastor

Observaba con fascinada atención la inclemencia de aquel vendaval contra todo lo que obstruía su paso, tratando de mantenerme fuera de su alcance. Me maravillaba la voluntad impetuosa e incontenible que desplegaba por las calles de la ciudad, demostrando que, a pesar de los obstáculos, aquel terreno le pertenecía. La virulencia con que zarandeaba los árboles y pequeños setos acentuaba su furia. Era una declaración de intenciones para ratificar que ni los edificios, ni las construcciones, ni nada que hallara ante sí sería un óbice para su voluntad.

En aquel despliegue de indómito poder, fui consciente de la (profunda) envidia que le profesaba al viento. Atrevido. Soberano. Libre. Era una envidia casi religiosa, fervorosa, que exudaba por cada poro de mi piel. Me di cuenta de que me sentía como él, solo que sin esa libertad. Siempre había deseado expandirme, dejarme llevar allá adonde mi corazón me guiara. Sin embargo, yo había permitido que los obstáculos de mi vida (físicos y mentales) me impidieran avanzar. Había sido cómplice de aquellos que habían decidido silenciarme, amordazar mis sueños y esperanzas, y encadenar ese espíritu salvaje que moraba en mí y aguardaba ser liberado. No había conseguido alzar mi voz como lo hacía aquel vendaval que exhibía ahora su magnificencia.

Ser testigo de aquella fuerza primigenia que batallaba sin tesón contra los avances de la humanidad fue una epifanía. Y un vigoroso revulsivo para mi rebeldía natural. El viento arrasaba con todo lo que se interponía en su avance, no tenía una forma visible, pero yo podía verlo. Más allá de un fenómeno atmosférico de altas presiones, yo contemplaba la personificación de la libertad, del hartazgo macerado hasta el punto de ebullición. Ese vendaval salvaje era el vivo reflejo de mi alma aprisionada; una valkiria gritando y exigiendo salir de su prisión.

El viento de aquella mañana, plomiza y enmarcada por inquietas volutas de nubes de algodón manchado, me devolvió toda la luz que había huido de mi existencia. Vi, con una claridad inquietante, que debía abrazar ese espíritu indómito que siempre había escondido y enterrado bajo los obstáculos que se habían apoderado de mi vida.

T.

*Ilustración de Victoria Lisi

Con las manos en las letras © 2023 by Tania Suárez Rodríguez is licensed under CC BY-NC-ND 4.0 

3 respuestas a “Vientos de libertad”

  1. Avatar de Esther

    Muy emocionante, la naturaleza, rescatarla, no solo afuera, sobre el asfalto, sino en nosotros mismos y tan hermosamente como lo has hecho tú, además, todo eso unido, en la escritura. Besos

    Le gusta a 1 persona

  2. Avatar de beatrizzp

    Me ha encantado esta maravillosa ventolera.

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez

      Me alegro mucho de que te haya gustado, Beatriz. Gracias por comentar. ¡Un abrazo!

      Me gusta

Replica a Tania Suárez Rodríguez Cancelar la respuesta

Soy Tania

¡ALBRICIAS, AMANTES DE LAS LETRAS!
Os doy la bienvenida

Mi pequeño gran espacio para dejar volar la imaginación, dar libertad a la creatividad y jugar con las palabras.

Escucha mi pódcast en iVoox y en Spotify