El extranjero de Albert Camus

El extranjero de Albert Camus

El extranjero de Albert Camus es una clara encarnación de la filosofía de lo absurdo, también conocida como «absurdismo». Esa es precisamente la sensación cuando empiezas a leer el libro: eres consciente de la ausencia de sentido a lo largo de toda la obra. Hay un constante halo de indiferencia, que se va intensificando a medida que avanza la narración y que atrapa al lector, impregnándole de una suerte de «nube» de pereza y apatía.

Sin entrar en detalles que estropeen la lectura a quien no lo haya leído todavía, paso a mencionar algunos aspectos de El extranjero. El libro se divide en dos partes: una primera, donde conocemos al protagonista, Meursault, y nos asomamos a su vida gris y anodina. La propia manera de narrar nos sumerge en una secuencia de imágenes banales e inconexas donde la descripción llega a hacerse tediosa, densa y espesa, enfatizando así la idea de lo absurdo de la vida que nos quiere transmitir el autor.

Camus logra que el lector se sienta inmerso en la monotonía y el aburrimiento que acompañan continuamente a Meursault. Y es que estamos ante una persona que vive arrastrada por el día a día, moviéndose con cierto automatismo, como si fuera un espectador que observa su vida, pero sin tomar parte en ella y al que parece darle todo igual.

La segunda parte es bastante intensa, sin perder en ningún momento el regusto absurdista, sino realzándolo incluso más. Asistimos impotentes a un proceso absolutamente injusto, desproporcionado y agresivo con un Meursault ajeno a lo que le rodea. Es aquí donde esa filosofía de lo absurdo llega a su máxima expresión, ya que los hechos que se van sucediendo carecen de lógica y reflejan la naturaleza muchas veces disparatada del ser humano.

Meursault, por su parte, va oscilando entre la ira, la frustración, la comprensión e incomprensión y el abandono final a la indiferencia. Así pues, el libro aborda dos temáticas dentro de lo absurdo: en la primera parte nos presenta el tedio y en la segunda el más absoluto sinsentido.

Un elemento que resulta llamativo en ambas partes es la constante presencia del sol, de su calor, su opresión e incluso su abrumadora luz. De algún modo, el sol es un elemento que empuja al protagonista hacia un sopor irracional, que le hace actuar del modo en que lo hace casi de manera inconsciente. Y ese sol y el calor omnipresente son los que dan más peso si cabe a la monotonía, a ese tedio que supura en cada frase.

Es una lectura que requiere tiempo para profundizar bien en cada frase, para meterse en la piel del protagonista e intentar comprender la ilógica de la trama. Es un libro corto, apenas 122 páginas en la edición de Alianza Editorial, pero condensa muchos matices dignos de leer con detenimiento y que invitan a pausar la lectura de vez en cuando para reflexionar e integrar lo que nos muestra Camus. Así podremos ver cómo una historia de 1942 es capaz de reflejar gran parte del espíritu que sigue presente en nuestros días.

Nos leemos pronto. ¡Felices lecturas!

T.

Una respuesta a “El extranjero de Albert Camus”

  1. Avatar de digresionesalmargen

    Me lo apunto, pero tengo que tener cuerpo para ello. «Esperando a Godot» y «Rosencrantz and Guildenstern Are Dead» no me entusiasmaron mucho en su día a pesar de que el mensaje en si, sí que llamaba mi atención.

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